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pobres, los apáticos, “la desgracia y
resaca de la sociedad” (p.13), y por
último, 3) “la juventud blanca o los
personajes maravillosos puros que
salvarían a la humanidad, que harían lo
que no pudieron hacer sus padres,
participativos, éticos, etc. (p. 14)
La Fundación Friederich Ebert, sede
en El Salvador, ofrece una exploración
amplia de la Juventud en Centroamérica,
pero a la vez desarrolla un apartado para el
caso de Costa Rica elaborado por los
investigadores Coto González (2005). Desde
el texto se brinda un diagnóstico sobre la
situación socioeconómica, además de
definiciones y características de las
diferentes etapas del ser humano, desde la
niñez hasta la juventud. En este estudio, la
juventud se conceptualiza como una etapa en
el ciclo de vida, donde se consolidan
habilidades que le permiten la inserción en
diferentes ámbitos, siendo desde la
adolescencia, cuando se moldea la identidad
y se incluyen normas y valores que luego
permiten la conexión con la sociedad. Como
dato interesante, que se ofrece la
publicación, hasta el 2002 Costa Rica aprobó
una ley dirigida a esa población, Ley
General de la Persona Joven -N° 8261-, con
ello por primera vez se da los pasos dentro
de un marco político amplio para lograr
hacerlos visibles.
En lo referente a las características y
perspectivas de desarrollo de los jóvenes, la
Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) en el año 2000, expuso,
que en estos tiempos la interacción entre los
jóvenes y adultos no es equilibrada, porque
la dinámica social se encuentra poco
dispuesta a facilitar la incorporación de las
generaciones noveles y más bien mantiene la
tendencia de favorecer a los mayores.
El documento describe la existencia de
diversos grupos juveniles a través del
tiempo, se identificaron cuatro. Uno de los
grupos que fue reconocido hasta los años
sesenta son los universitarios, que
participaron como actores por décadas en la
arena social y política de nuestros países, por
medio de movimientos estudiantiles.
(CEPAL, 2000, p.340) Para los años setenta
y ochenta irrumpió el escenario de varias
naciones, la juventud popular urbana, que se
encontraba excluida de la educación, residía
en zonas marginales, se organizaron en
pandillas y desarrollaron prácticas ligadas a
la violencia como expresión de rechazo
hacia la sociedad de la cual no formaban
parte. (CEPAL, 2000, p.341)