España, a su vez, reconoce la
independencia de los Países Bajos y
Holanda, se convierte en centro financiero.
Lo irónico de esta guerra es que, de algún
modo, representa la paulatina división, que
desde el inicio de la Revolución Científica,
se venía dando entre religión y ciencia, ya
que a medida que Estados y reinos se
destrozaban mutuamente por motivos
religiosos, las ciencias estaban avanzando
cada vez más rápido, con relativa
independencia.
La otra guerra de importancia, que
si bien no tuvo que ver con la anterior,
pero fue paralela a ella, es la Guerra Civil
Inglesa. Esta “guerra civil” –en singular–
es peculiar, debido a que más que una
guerra, consistió en una serie de conflictos
y guerras civiles. Mientras en Inglaterra,
entre 1642 y 1651, se enfrentaban, por el
control del poder, monárquicos y
parlamentaristas; durante 1639 y 1651, se
desataron conflictos entre los reinos de
Escocia, Irlanda y la misma Inglaterra
cuando internamente estaba en guerra. El
objetivo era establecer la mejor
organización política, ya que, si bien, eran
tres reinos, estaban bajo un solo monarca.
De ambas guerras que se encontraban
íntimamente entrelazadas, se desembocó
en el establecimiento de la Commonwealth
(1649-1653), el cual duró hasta que Oliver
Cromwell tomó control de manera
dictatorial (1653-1659). Luego, la
monarquía fue restablecida en 1660, pero
bajo un parlamentarismo. No obstante,
Jacob II (reinado: 1685-1668) trató de
introducir el catolicismo y un
monarquismo autoritario, esto llevó
finalmente a su deposición con la “gloriosa
revolución” de 1688-89, trayendo consigo
la invasión del rey holandés William III de
Orange (quien estaba casado con la hija
mayor de Jacob II, Mary II) y la
consolidación de los intereses protestantes.
Lo interesante de esta otra guerra (o
guerras), es que si bien, Inglaterra no se
convierte en el principal poder político,
poco a poco se convierte en el centro
científico de Europa. Hasta cierto punto,
esto explica el porqué las ideas científicas
fueron mejor aceptadas, a pesar de la
religiosidad en la Europa del siglo XVII.
También, se ha de notar que, mientras la
Europa continental estaba en guerra por
motivos religiosos, de algún modo, estos
incidieron en la recepción de obras como
las de Descartes y Spinoza. Curiosamente,
una de las varias guerras que componen la
Guerra Civil Inglesa sí afectó a Hobbes;
mientras que otra, a saber, la “gloriosa
revolución”, no tuvo efectos sobre Newton.
4. Ateísmo