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Universidad Internacional de las Américas Pro Veritatem 2016, 2 (2), 29 - 44, diciembre 2016
Departamento de Investigación ISSN 2215-5317
https://revistas.uia.ac.cr/index.php/proveritatem/issue/view/3
Utilidad de los Balones Intrauterinos en el Manejo Temprano de la Hemorragia
Posparto
Intrauterine Balloons in Postpartum Hemorrhage
Recepción: 17-08-2016
Aceptado: 12-10-2016
TATIANA QUESADA GONZÁLEZ
Universidad Internacional de las Américas
Resumen
La hemorragia posparto se encuentra dentro de las complicaciones obstétricas más frecuentes
y con mayor tasa de mortalidad, su diagnóstico y manejo temprano deben ser de conocimiento
de cualquier médico, sin importar el nivel en el que se encuentre. El uso de drogas uterotónicas
compresión uterina bimanual, entre otras, se encuentra dentro del manejo inicial, pero se deben
considerar métodos novedosos y mínimamente invasivos para el manejo de dicha complicación,
cuando estas no son exitosas, como el taponamiento con balón intrauterino. Se realizó una
revisión bibliográfica con artículos novedosos de mujeres embarazadas sin ningún otro factor
de riesgo en edad reproductiva, que analizaban el uso de los balones intrauterinos en la
hemorragia posparto refractaria al manejo de primera línea. Obtuvieron resultados
favorecedores para dicha técnica, ya que en un alto porcentaje, logra detener la hemorragia, sin
importar la etiología de esta, y evitando una intervención quirúrgica e incluso la infertilidad.
Palabras Clave: hemorragia posparto, complicación obstétrica, balón intrauterino, obstetricia,
mortalidad materna.
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Abstract
The postpartum hemorrhage is one of the most frequent and life-threatening obstetric urgencies.
Its early detection and treatment should be a priority in every hospital and health care center.
Uterotonics is the most common drug used to deal with postpartum hemorrhage. However,
other types of modern and non-invasive methods, like intrauterine balloon tamponade, should
be explored in first place. Studies on pregnant women were made in order to analyze the effects
of intrauterine balloons for postpartum hemorrhage. Data showed that a high percentage of the
subjects was benefited through this intervention, avoiding surgery and eventual infertility.
Key words: postpartum hemorrhage, obstetric urgency, intrauterine balloon, obstetrics,
mortality
Introducción
La hemorragia posparto es una
emergencia obstétrica y es considerada una
de las complicaciones más comunes del
embarazo, a su vez, se encuentra dentro de
las tres causas principales de mortalidad
materna; pero prevenible, siempre y cuando
se identifique tempranamente y se le brinde
un manejo adecuado y protocolizado. Dicha
complicación está asociada tanto con el
parto vaginal como con el parto por cesárea.
Se han descrito múltiples formas de
manejo de primera línea, pero nace la
incógnita sobre cuál es el mejor y la
necesidad de un protocolo claro que sea
aplicable en los hospitales de Costa Rica.
Lo anterior tiene la finalidad de que los
médicos, en cualquier clase de hospital, sin
importar su nivel puedan brindar el mejor
manejo de esta complicación, de manera
sencilla, rápida y segura. De esta forma se
previene un procedimiento quirúrgico
invasivo permanente y la muerte.
El manejo actual de primera línea
para controlar la hemorragia posparto
comprende el uso de fármacos uterotónicos,
el pinzamiento tardío del cordón con la
tracción controlada del cordón y el masaje
uterino bimanual, sin dejar de lado el A, B,
C y la reanimación con líquidos
intravenosos. En caso que La opción de
utilizar el taponamiento con balón
intrauterino, entra en juego, cuando esa
terapias no funcionan, sin embargo, ¿qué
tan útil es?, ¿qué resultados han tenido
distintos estudios para corroborar su
eficacia? ¿Es la colocación de un balón
intrauterino una técnica útil, eficaz, segura,
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rápida y de bajo costo para el manejo
temprano de la hemorragia posparto aguda
refractaria a fármacos uterotónicos y
compresión uterina bimanual?
El balón intrauterino es una dispositivo
aprobado por la FDA en 2003, no obstante,
es poco conocido y utilizado por el personal
médico, debido a la falta de información
objetiva, basada en evidencia médica, sobre
su eficacia, incógnita que se aclarará en este
estudio.
Por lo tanto, los objetivos
propuestos en el estudio es identificar la
utilidad de la colocación de un balón
intrauterino, como parte del manejo
temprano de la hemorragia posparto.
Asimismo, se intenta explicar la definición,
factores de riesgo, fisiopatología y el
manejo de la hemorragia posparto; además,
determinar la eficacia de los balones
intrauterinos en el manejo temprano de la
hemorragia posparto y, por último,
reconocer la importancia del uso del balón
intrauterino dentro del manejo temprano de
primera línea en la hemorragia posparto en
Costa Rica.
Se aclaran algunos términos básicos,
para lograr una adecuada comprensión del
tema ubicando al lector en el contexto del
estudio.
La Organización Mundial de la
Salud [OMS] (2014) define la hemorragia
posparto, como “la pérdida de sangre de
500ml o más en el término de 24 horas
después del parto”. (p.1). El diagnóstico se
puede definir mediante pruebas de
laboratorio, las cuales identifican un
descenso en el hematocrito. Esta
herramienta no se considera útil, desde el
punto de vista clínico, ya que no es un
método rápido, y la identificación temprana
de esta complicación es de suma
importancia para evitar un shock
hipovolémico irreversible.
Esta complicación obstétrica es una
de las primeras causas de mortalidad
materna a nivel mundial, sin importar la
realidad socioeconómica de cada país;
además, es una muerte que se puede evitar
(OMS, 2014, p.1). Esto reafirma la
importancia de que todos los médicos,
conozcan el tema ampliamente e
identifiquen de una manera oportuna las
técnicas más eficaces para su manejo
temprano.
Por lo anterior, es necesario conocer
las utilidades de técnicas novedosas, de una
manera objetiva, además de actualizar
conceptos básicos en el manejo de dicha
emergencia obstétrica.
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También es importante la
clasificación de hemorragia posparto, ya
que de esto depende su manejo. Belfort
(2016) las clasifica en primaria y
secundaria, la primaria ocurre en las
primeras 24 horas después del parto y la
secundaria o tardía, se puede dar entre 24
horas y hasta 12 semanas después (p.1).
The Royal College of Obstetricians
y Gynaecologists (2014) explica que la
hemorragia posparto como menor, cuando
la pérdida sanguínea es de 500-1000 ml o
mayor, con una pérdida mayor a 1000 ml
(párr.1). Una pérdida sanguínea puede
resultar en shock hipovolémico y llevar a la
muerte, por ello, no se puede esperar a que
evolucionen a un estado de shock
irreversible, con una pérdida sanguínea
mayor a 1000ml. Es importante brindar un
manejo temprano, cuando la pérdida
sanguínea no sea tan elevada.
Belfort (2016) menciona la atonía
como la principal causa y la define como
falta de una contracción efectiva del útero
tras el parto (p.2). Esta se puede
diagnosticar cuando el útero se encuentra
flácido y no se contrae, incluso tras el uso
de drogas uterotónicas o de masaje uterino
bimanual. Existen otras causas como
laceraciones o coagulopatías.
En cuanto a la etiología, Clachar y
Araque (2014) indican: “Como nemotecnia
se describen cuatro T; tono, tejidos, trauma
y trombina, recalcando que la atonía
uterina es la causa de hasta un 80%. Por eso,
destacan que, dentro del manejo primario,
se debe asegurar la contracción uterina, con
drogas uterotónicas, recalcando que estos
dos pasos, siempre formarán parte de
cualquier protocolo de atención y el balón
intrauterino se considerará, cuando el
sangrado es refractario a estas técnicas
(p.80)
La información que se discutirá
sirve para crear un protocolo de manejo y
una iniciativa, de modo que cada hospital o
clínica cuente con kits especializados para
el manejo temprano de la hemorragia
posparto, que incluya un balón intrauterino,
o en su defecto, las variables que pueden
servir para dicho propósito. Además, se le
brinde la información teórico práctica que
cada médico debe conocer para utilizarlo.
Gronvall, Tikkanen, Tallberg,
Paavoven y Stefanovic (2013) describen el
manejo temprano de la hemorragia posparto
por atonía uterina, utilizando ciertos pasos,
entre ellos se encuentra: el uso de rmacos
uterotónicos, masaje uterino, remover los
productos retenidos, cirugía para resolver el
trauma a nivel del canal de parto y la
reposición temprana de líquidos.
33
Asimismo, destacan que se deben usar otros
métodos invasivos y quirúrgicos, si este
manejo temprano falla, los cuales incluyen
la ligación de las arterias uterinas, suturas
uterinas compresivas e histerectomía. Estas
últimas tres son invasivas y la histerectomía
causa infertilidad, además destacan la
importancia de utilizar otras herramientas,
como el taponamiento con balón
intrauterino (p. 434).
Por consiguiente, el uso de un
dispositivo tan poco invasivo y tan fácil de
usar, como lo es el balón intrauterino, es una
de las mejores alternativas actuales para
dicha complicación obstétrica, debido a que
una de las principales variables, como es la
fisiopatología del shock hipovolémico
reversible e irreversible, al final será la
causa mayor de mortalidad por hemorragia
posparto.
Metodología
Este punto, se analizará
objetivamente, con datos de estudios de
casos en mujeres de diferentes países, con
diferentes etiologías y con diferentes
factores de riesgo, para justificar la
efectividad de dicho dispositivo. Esto se
debe a que es la única manera de afirmar o
recomendar el uso de una técnica, más que
todo, en el campo de la salud, y lograr un
impacto en el manejo de dicha
complicación obstétrica.
El presente análisis se apoya tanto
en revisiones bibliográficas de artículos
basados en evidencias, como en como
criterios de inclusión, se consideran
estudios de casos, retrospectivos,
descriptivos, observacionales, prospectivos
de revistas indexadas. Se incluyen artículos
del 2012 hasta el 2016, en español e inglés,
donde la muestra fueran mujeres, en edad
reproductiva no riesgosa, mayores de 18
años y menores de 35 años, con hemorragia
posparto, por parto vaginal o cesárea. Se
excluyeron los artículos desactualizados,
con más de 6 años de publicados, en otros
idiomas. (Aparte del inglés o el español).
Discusión
Bakri y Arulkumaran (2016) señala
sobre el uso del balón intrauterino en el
manejo temprano de la hemorragia posparto
aguda:
Es una forma de limitar la
pérdida sanguínea constante
mientras se inician otras
medidas y puede ser
implementado por
proveedores con
entrenamiento mínimo.
Puede ser una intervención
34
que salva vidas,
especialmente en ambientes
de bajos recursos donde una
transfusión sanguínea o una
intervención quirúrgica
pueden no estar disponibles
(p.1).
Se encuentran tres tipos principales
de catéteres con balón, dentro de las nuevas
tendencias en cuanto a balones
intrauterinos, para el uso de taponamiento
en una hemorragia posparto. Bakri y
Arulkumaran (2016) en su estudio
menciona el taponamiento con el catéter
balón de Bakri, el catéter BT y el sistema
completo de taponamiento ebb (p.1)
El mismo investigador indica que se
han usado otros tipos de balones, en
ausencia de estos dispositivos, que han
resultado útiles, aunque no fueron creados
con este propósito, entre ellos: el tubo
Sengstaken-Blakemore, una o varias sondas
Foley, el balón urológico Rusch, el cáteter
de condón e incluso métodos creativos que
se pueden crear en cualquier tipo de
ambiente hospitalario, como un guante
quirúrgico número 8 unido a una vía
intravenosa, luego llenada por 500ml de
solución fisiológica. Por lo que concluye
que el uso de un balón intrauterino se puede
realizar en prácticamente cualquier
hospital, aún sin contar con un dispositivo
específico para dicho procedimiento (p.2).
Específicamente, el balón de Bakri
es descrito por Bakri y Arulkumaran (2016)
como un balón de silicón conectado a un
catéter francés de silicón de 54cm de largo,
el cual se inserta en el útero colapsado, que
se adapta a la anatomía uterina, cuando se
llena de fluido, para crear el tapón en el
sangrado endometrial; además cuenta con
un drenaje para monitorear el sangrado
(p.1). Este dispositivo es el primero que se
ha creado con este propósito específico, ya
que hace muchos años, se intentaba realizar
el taponamiento uterino con distintos
métodos, como gasas, entre otros, este
nuevo diseño al ser específico para este uso,
asocia muchos beneficios.
El balón de Bakrin, según lo
describen Gronvall et al (2013) es el único
balón diseñado exclusivamente para el
taponamiento uterino vaginal (p.434).
Además, describen que el primer estudio de
casos con respecto al uso de dicho
dispositivo fue publicado en el 2001, con
tasas de éxito de 80-100%. Sin embargo,
dicho estudio no fue lo suficientemente
grande como para comprobar su eficacia de
una manera objetiva; además, el dispositivo
era muy novedoso, por lo que es en la
actualidad, que se puede evaluar
35
objetivamente y con estudios con una
población mayor, para reafirmar su eficacia.
Bakri y Arulkumaran (2016), en cuanto
al mecanismo de acción, descubre en su
investigación que:
El mecanismo de acción
propuesto de los balones y
catéteres intrauterinos es la
aplicación de presión
hidrostrática hacia el
interior y hacia el exterior
contra la pared uterina; esta
presión puede o no ser en
exceso de la presión arterial
sistémica. La compresión de
los vasos sanguíneos reduce
el flujo sanguíneo y facilita
la coagulación. El resultado
neto es la reducción del
sangrado persistente, tanto
capilar como venoso del
endometrio, remanentes
placentarios y miometrio (p.
2).
El uso del balón intrauterino para
taponamiento, según el autor, se debe
utilizar cuando las drogas uterotónicas y la
compresión bimanual, que son parte del
manejo de primera línea, no logran
controlar el sangrado (p.2). De modo que es
el paso intermedio entre las drogas de
primera línea y un procedimiento
quirúrgico invasivo, cuando el sangrado es
refractario a dichos procedimientos.
Además, Bakri y Arulkumaran (2016)
describe que su éxito se ha demostrado en
casos de atonía uterina, partos por cesárea
con placenta previa, placenta de
presentación baja o placenta adherida e
incluso en algunos casos de hemorragia
posparto secundaria (p.2). Por esto, el balón
intrauterino va a ser una excelente opción
terapéutica, prácticamente sin importar la
causa por la cual se dé el sangrado.
Previo al estudio y recomendación de un
dispositivo de uso médico, se debe discutir
la tasa de éxito, para comprobar su eficacia
de una manera objetiva y Bakri y
Arulkumaran (2016) describe que en una
serie de estudio de casos, se dio el control
de la hemorragia tras un parto por cesárea
de 57% y de parto vaginal, de un 100%. Es
decir, que las tasas de éxito se consideran
bastante altas, en este estudio tan reciente.
Dicho estudio destaca que, en algunos
casos, el balón intrauterino sí reduce en una
gran cantidad el sangrado y brinda más
tiempo para preparar otras intervenciones o
transportar a la paciente a otro hospital más
especializado para realizar otro
procedimiento, aunque fallara en cesárea (p.
5).
36
El resultado de éxito con el balón
intrauterino es, además, independiente de la
etiología del sangrado, Bakri y
Arulkumaran (2016) describe, en un
reporte de estudio de 51 casos por
hemorragia posparto, que el sangrado
disminuye o se detiene, tras el taponamiento
con balón intrauterino en 28/28 casos
secundarios a atonía uterina, 7/8 casos por
placenta adherente, 9/9 casos con tanto
atonía como adherencia y en 6/6 casos sin
adherencia, ni atonía uterina. (p.5). Esto es
importante, ya que en el escenario de una
emergencia obstétrica, lo primordial es
detener el sangrado, y evitar el progreso del
shock, sin necesariamente encontrar la
causa principal del sangrado, esto vendrá
después de lograr el control de la
hemorragia.
Bakri y Arulkumaran (2016) señala
que revisiones sistemáticas observacionales
de diversas técnicas, incluyendo los balones
intrauterinos, las suturas de compresión, la
desvascularización pélvica y la
embolización arterial, no evidencia que una
técnica sea superior que la otra. Sin
embargo, ero que el taponamiento
intrauterino sí es definitivamente la técnica
más rápida, menos invasiva y de menor
costo. Por eso, se recomienda como el paso
a seguir cuando han fallado las drogas
uterotónicas (p.6).
Un estudio retrospectivo incluyó a
24 mujeres de 24 a 48 años, con hemorragia
posparto en el Hospital Universitario
Virgen de las Nieves, Granada, España, que
fueron tratadas con taponamiento
intrauterino, específicamente con el Balón
de Bakri. Los investigadores Aibar,
Aguilar, Puertas, y Valverde (2013)
obtuvieron resultados, los cuales indican
que el uso de dicho dispositivo controló la
hemorragia en un 87.5% de las mujeres,
siendo efectivo en un 100% de mujeres con
parto vaginal y en todas las mujeres con
atonía uterina, que no respondió a fármacos
uterotónicos; además, ninguna de estas
mujeres asoció complicaciones, excepto el
dolor. Ellos concluyen Su facilidad de uso
y su alta efectividad convierten al balón de
Bakri en una medida conservativa útil para
la hemorragia posparto. Este dispositivo
reduce el sangrado, acorta la estancia
hospitalaria y evita la necesidad de
procedimientos más agresivos (Aibar et al.
pp. 465 466).
Esto, precisamente, se necesita para
dar un manejo adecuado a la hemorragia
posparto, un dispositivo que sea sencillo de
utilizar, que muestre resultados efectivos
para detener la hemorragia, sin tener que
llevar a la paciente a sala de operaciones ni
mucho menos a una histerectomía.
37
Gronvall, Tikkanen, Tallberg,
Paavoven, y Stefanovic (2013) realizaron
un estudio que incluyó a 14599 mujeres que
dieron a luz en el Hospital Universitario
Helsinski, entre octubre del 2008 y junio del
2011. Dividieron a las mujeres en dos
grupos, aquellas que tenían una hemorragia
posparto menor o mayor, según criterios
definidos de acuerdo con la cantidad de
sangrado, antes de la inserción del balón de
Bakri. Siguieron un procedimiento que
inició con la inserción de una sonda Foley
en la vejiga, examen pélvico (hemorragias
secundarias a laceraciones se manejaron
quirúrgicamente), luego, se removieron
restos placentarios retenidos y se
administraron drogas uterotónicas para
manejar la atonía uterina. Se procedió a
insertar el balón de Bakri, a un nivel ya
fuera vaginal o uterino, cuando la
hemorragia era refractaria a dichos
manejos, dependiendo del origen de la
hemorragia, se llenó el balón con
aproximadamente 100 ml de solución salina
y se monitoreó la salida de sangre, mediante
su sistema de drenaje. El balón se dejó
inflado por 12-24 horas y se fue desinflando
gradualmente hasta lograr removerlo
completamente, cuando se logrará
hemostasia (p.434).
En dicho estudio, Gronvall et al
(2013) obtuvieron resultados significativos,
se utilizó la técnica del balón intrauterino,
en 50 mujeres, la mayoría con pérdidas
sanguíneas mayores a los 1000 ml antes de
la inserción del dispositivo. Un 58%
tuvieron parto vaginal y el resto cesárea, la
etiología de la hemorragia posparto varío de
mujer en mujer. Sin embargo, pero
obtuvieron una tasa de éxito del 86%, sin
importar estas y otras diferencias. De modo
que un gran número de pacientes se vieron
beneficiadas con el uso de este dispositivo,
un método no invasivo y conservador, que
puede evitar una laparotomía e
histerectomía en muchos casos, o brindar el
tiempo necesario para tomar una decisión
que incluya la posibilidad de un traslado (p.
435).
Rodríguez, Veroes, Bello, González
y González (2013) realizaron un estudio
descriptivo, con pacientes con hemorragia
posparto refractaria al tratamiento médico,
en la sala de maternidad de Concepción
Palacios, refractarias al manejo inicial
adecuado que incluyó monitoreo, líquidos,
masaje bimanual y drogas uterotónicas, en
15 mujeres electas, para el taponamiento
con balón intrauterino de Bakri (p.91).
Este estudio incluyó un término que
hasta el momento no se había tocado en
ninguno de los estudiados anteriores: la
prueba de taponamiento. Rodríguez, et al
(2013) consideran que una prueba de
taponamiento es negativa:
38
Si se evidenciaba sangrado
significativo (mayor a 100
cm3) a través del cérvix o del
lumen del balón, en los
primeros 5 minutos posteriores
a su colocación, se consideraría
una prueba de taponamiento
negativa y se procedería al
tratamiento quirúrgico
expedito (p.91).
Las demás pacientes
siguieron en monitoreo, y con
el tapón in útero por un tiempo
de 6 a 24 horas, hasta que se
encontraran
hemodinámicamente estables.
Esto expone todo un nuevo
panorama, ya que, a pesar de su alta tasa de
éxito, con la prueba de taponamiento, se
puede determinar si el procedimiento
funcionará o no, en un tiempo relativamente
corto, para de una vez considerar una
opción más agresiva, y no desperdiciar más
tiempo, siendo esto, otro gran beneficio del
balón intrauterino.
Rodríguez, et al (2013) obtienen
resultados importantes, con los que
concluyen que:
El taponamiento uterino con
balón SOS Bakri es eficaz en
el tratamiento de las pacientes
con AU, es de fácil uso,
permite la estabilización,
detiene el sangrado y evita
tratamientos más agresivos.
La hemorragia por AU no
siempre es un evento
predecible. Un alto
porcentaje de las pacientes no
tiene factores de riesgo o
presenta solo un factor de
riesgo. Cuando están
presentes, los factores de
riesgo más importantes son:
uso de oxitócicos, THE, uso
de relajantes uterinos y
nuliparidad. La AU se
presenta en los primeros 30
minutos posparto en más del
90 % de los casos. La
inserción del balón SOS
Bakri permite la
estabilización de las
pacientes en alrededor de dos
horas. (p.92)
Dichos resultados se pueden
traslapar a la realidad de otros países,
refirmando que es sumamente necesario,
que el balón intrauterino de Bakri sea parte
de los protocolos y de los kits para el
manejo de la hemorragia posparto.
39
Otro estudio descriptivo,
retrospectivo y observacional realizado por
Ortega, Espino y Herrerías (2013) analizó
un grupo de 35 pacientes con hemorragia,
resistente a fármacos uterotónicos. El
objetivo era verificar la tasa de éxito del
balón de Bakri para controlar la hemorragia
posparto y se consideró exitoso en un 94.2%
de las pacientes. Concluyeron: El uso del
balón de Bakri es seguro, fácil de aplicar y
sin efectos secundarios. Puede aplicarse en
el posparto, aborto, transcesárea o
postcesárea”. (p.435). Destacaron que se
puede usar tanto en hemorragia posparto
primaria como secundaria.
Este estudio realizó también la
prueba de taponamiento, previamente
mencionada en todas las pacientes. Espino,
et al (2013) especificaron: “En todos los
casos se realizó llenado del balón hasta el
cese de la hemorragia o máximo de 600 mL;
la prueba de taponamiento se consideró
positiva si la hemorragia se inhibió y
negativa en caso de persistencia” (p.437).
Un estudio adicional, realizado por
Kaya, et al. (2014), aplicado en 45 mujeres
con hemorragia posparto, indicó que el
manejo inicial falló, utilizando el balón
intrauterino de Bakri llegando a resultados
de éxito en un 75.7% de las mujeres y
aumentando aún más su tasa de éxito, hasta
un 88.2%, si se combina la técnica del balón
intrauterino de Bakri con embolización
bilateral arterial (p.745).
Kaya, et al. (2014), en su estudio de
tipo prospectivo, analizan variables nuevas,
que también son de suma importancia para
poder utilizar correctamente el balón de
Bakri, como el máximo de volumen, que se
puede utilizar y el uso de agentes
uterotónicos, una vez insertado el balón
(p.746).
Los mismos autores utilizaron este
procedimiento en 45 mujeres, entre abril del
2011 y mayo del 2013, entre las cuales la
causa principal de hemorragia posparto era
la atonía uterina, con una pérdida sanguínea
promedio de entre 800-6200 ml. Obtuvieron
los siguientes resultados: utilizaron un
volumen de inflación del balón de Bakri de
240-1300 ml, variando la tasa de éxito
según el volumen de inflación,
considerando un volumen alto ≥500 ml y
bajo ≤500ml, con un 72.2% y 87.5%
respectivamente (p.748).
Kaya, et al. (2014) llegaron a la
conclusión:
El balón de Bakri es un método
muy útil y fácil de realizar, que
requiere un nivel de
entrenamiento mínimo. Debe ser
realizado como el tratamiento de
40
primera línea para el manejo de
hemorragia posparto, debido a
atonía uterina resistente a
agentes uterotónicos (p.752).
Martin, Legendre, Bouet, Cheve,
Multon, y Sentilhes (2015), en un estudio
de serie de casos retrospectivo, evaluaron
los resultados maternos tras la colocación
de un balón intrauterino para el manejo de
la hemorragia posparto, usaron el
dispositivo en 49 mujeres, 61% tras parto
vaginal y 39% tras cesárea. La atonía
uterina era la causa principal de la
hemorragia, en un 86% y obtuvieron una
tasa de éxito de un 65%. Las demás
requirieron embolización arterial e incluso
histerectomía. La tasa de éxito no varía
tanto de un estudio a otro, pero en este
estudio es particularmente importante que
estudiaron a las mujeres a largo plazo, y
ninguna tuvo complicaciones; incluso dos
tuvieron embarazos exitosos, sin
recurrencia de la hemorragia posparto
(p.401).
Cho, Park, Kim, Jung, y Kwon
(2015) revisaron 137 pacientes que tuvieron
cesárea por placenta previa, entre julio de
2009 y marzo de 2014. Todas las cesáreas e
inserción del balón intrauterino fueron
realizadas por un cirujano calificado, se
utilizó el balón de Bakri, cuando la pérdida
sanguínea excedía los 1000 ml. El 46.7%
requirieron el uso del balón intrauterino
durante la cesárea, por sangrado del
segmento inferior uterino. Estos
concluyeron: Taponamiento intrauterino
con el balón de Bakri es una herramienta
adecuada para el manejo de hemorragia
posparto tras cesárea por placenta previa
para preservar el útero. Este método es fácil
de aplicar, no invasivo y barato” (p. 15)
Cho, et al. (2015) fueron los
primeros en estudiar estadísticamente
las razones por las que el taponamiento
con el balón de Bakri puede fallar,
encontrando entre estas razones:
Los factores de riesgo como
historia anterior de una o más
cesáreas, placenta anterior,
trombocitopenia, coagulación
intravascular diseminada en la
inserción del catéter y drenaje de
más de 500mL en una hora,
fueron relacionados con el fallo
del taponamiento intrauterino
con el balón de Bakri en el
manejo de hemorragia posparto”
(p.8).
41
Conclusión
El uso del balón intrauterino es una
técnica segura y eficaz para el manejo
temprano de la hemorragia posparto, con
tasas de éxito sumamente altas, sin importar
su etiología. Lo que importa, en el manejo
temprano, es detener la hemorragia,
además, dicho dispositivo logra detener el
sangrado, sin requerir cnicas invasivas o
permanentes, ni asocia complicaciones a
largo plazo. Las mujeres pueden tener
nuevos embarazos, sin un riesgo aumentado
de sangrado.
La hemorragia posparto es una
complicación común y asocia alta tasa de
morbimortalidad en las mujeres de todo el
mundo, sin importar su capacidad o nivel
socioeconómico. Por eso, su manejo
temprano es importante, para evitar una
complicación a largo plazo en su fertilidad
o paridad; además, es una complicación
difícil de prevenir, a pesar de que existan
factores de riesgo, donde lo más
importantees saber manejarla en un tiempo
adecuado, para evitar un shock
hipovolémico.
Se reafirma la importancia del uso
del balón intrauterino como parte del
manejo temprano, en un país como Costa
Rica, ya que el taponamiento intrauterino se
puede llevar a cabo de múltiples maneras,
aunque idealmente, se debería usar el balón
intrauterino de Bakri. Por eso, es importante
el conocimiento de esta técnica por todos
los médicos de todo el país, ya que es una
técnica segura, rápida, eficaz, fácil y de bajo
costo.
42
Referencias
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