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Velásquez (2012, p. 13) lo define
como “Disciplina que examina los
estándares morales personales o los
estándares morales de una sociedad para
evaluar su sensatez y sus implicaciones en
la vida personal”.
Por su parte, Rodríguez
conceptualiza la ética de la siguiente
manera: “Disciplina filosófica que busca
alcanzar un entendimiento sistemático de
la naturaleza de la moral, así como de
indicar ideales de cómo debemos vivir los
seres humanos, y fundamentarlos” (2011,
p. 22).
También lo hace con la moral:
“Conjunto de principios, normas,
valores, prácticas, tradiciones y
creencias que guían las acciones de
los hombres en lo individual y lo
social, mediante las cuales éstos
aspiran a la realización del valor de
lo bueno” (2011, p. 22).
Lo anterior permite determinar que
la ética es la aplicación de la moral y esta
le da sentido y, a final de cuentas, valida si
el acto es bueno, cuestionable o incluso
aceptable para los otros miembros, que
conforman el grupo social. La ética, sin la
moral, no tendría sentido, debido a que la
ética encierra a la acción y la moral la
clasifica en una jerarquización de lo bueno
y lo malo, lo aceptable y lo no aceptable,
lo permitido y lo no permitido.
Inicialmente, los ciudadanos deben
aceptar en condiciones adecuadas,
derivado de un contrato social, la potestad
de imperio del estado (hacer leyes y velar
porque se cumplan); deben cumplir sus
leyes, las reglas de convivencia de los
ciudadanos, normal religiosas, los
lineamientos gremiales o profesionales,
hasta los laborales, emitidos por un
empleador.
Incluso puede ser que estos
lineamientos estén escritos, o bien, que los
valores, los principios, las creencias o
costumbres sean transmitidas oralmente de
generación en generación. Deberían estar
escritas para no permitir su degeneración o
modificación, que podría afectar su
sentido más íntimo.
Rodríguez, (2011) refiere:
La libertad moral es la
capacidad humana de