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Universidad Internacional de las Américas Pro Veritatem 2018, 4 (4), 71-86, diciembre 2018
Departamento de Investigación ISSN 2215-5317
https://revistas.uia.ac.cr/index.php/proveritatem/issue/view/8
Algunas reflexiones sobre agricultura y medio ambiente: Un diálogo con la Encíclica
“Laudato Si”
Some Reflections about Agriculture and the Environment: A Dialogue with the Encyclical
“Laudato Si”
Recepción: 11-10-2018
Aceptado: 22-10-2018
OSCAR HIRAM RODRÍGUEZ BARRIOS
BACH.FILOSOFÍA Y HUMANIDADES E ING. AGRÓNOMO
Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales
Bogotá, Colombia
Resumen
El artículo presenta fundamentalmente un diálogo general entre la encíclica “Laudato Si del Papa
Francisco y, la reflexión acerca de la agricultura y el medio ambiente, dentro del concepto de
ecología integral, como novedad de la propuesta papal en el contexto mundial. Se trata de una
comprensión holística de la agricultura ecológica. La agricultura y el medio ambiente tienen una
relación profunda y concreta, y la encíclica describe la urgencia de la consideración del modelo
agrícola extensivo y sus consecuencias ambientales, y el diálogo interdisciplinario, para promover
una nueva conciencia agrícola y ambiental, desde la novedad de la fe cristiana como un camino
para que la humanidad conserve y cuide los recursos de manera sostenible, de forma integral.
Palabras Clave: Laudato Si, Ecología integral, Agricultura, Medio ambiente, Sociedad, Cultura,
Biodiversidad, agroecología.
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Abstrac
In this article, the author presents mainly, a general dialogue between Pope Francisco encyclical
“Laudato Si” and the reflection on agriculture and the environment, within the concept of integral
ecology, as a novelty of the Pope’s proposal in the world context, a holistic comprehension of
ecological agriculture. The environment and agriculture have a deep and concrete relationship. The
encyclical describes the urgency on the consideration of the extensive agricultural model and its
environmental consequences, as well as an interdisciplinary dialogue to promote a new
environmental and agricultural conscience. This novelty of the Christian faith is a way for humanity
to preserve and take care of the sustainable sources with integrity.
Key Words: Laudato Si, integral ecology, agriculture, environment, society, culture, biodiversity,
agroecology.
Introducción
El paradigma científico ha traído
consigo un conjunto de novedades
tecnológicas que, aplicadas a la producción
agrícola, no ha tenido en consideración la
protección del medio ambiente. Además, el
neoliberalismo ha sido importante dentro del
movimiento de explotación agrícola y forestal
de forma indiscriminada, lejos de la
sostenibilidad ambiental y la garantía de
conservación de los recursos naturales.
El Papa Francisco, en la Encíclica
“Laudato Si”, hace referencia a un conjunto
de nuevos paradigmas y elementos para
cuidar, manejar y proteger el medio ambiente,
y en general, la madre tierra, que es el planeta.
El Papa parte de una invocación: El desafío
urgente de proteger nuestra casa común
incluye la preocupación de unir a toda la
familia humana en la búsqueda de un
desarrollo sostenible e integral, pues se sabe
que las cosas pueden cambiar”. (Laudato Si,
2015 N. 13).
Este es el llamado a pensar en
soluciones reales de la actividad humana en
torno a la crisis ambiental y los sufrimientos
que estas generan, especialmente a los pobres
y excluidos. La ecología humana es el centro
o núcleo de la Encíclica, debido a la
destrucción ambiental causada por la mano
del hombre en la creación. De modo que
“Laudato Si” propone la aceptación de los
verdaderos límites de la realidad frente a la
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crisis ecológica, para descubrir la genuina
libertad de la humanidad, dentro de los
mismos límites del ser humano y de la
creación en sí misma. Solo de esta forma
podrá florecer una ecología humana y con
esta una auténtica ecología global. La cultura
consumista y relativista ha dado lugar a otra,
que no es solo una degradación del medio
ambiente sino una degradación de la
humanidad, en nuestros ambientes sociales
tanto urbanos como rurales.
La agricultura es un campo importante
y ejerce presión sobre la sostenibilidad del
medio ambiente. El avance de la frontera
agrícola para la producción de alimentos de
formas menos dañinas para el medio
ambiente, coherentes y amigables tanto en la
metodología como en el mantenimiento de la
biodiversidad de la misma naturaleza.
La comprensión de una ecología
integral en diálogo con las ciencias humanas
y los diversos sectores de la sociedad harán
que se identifiquen las grandes problemáticas
de la agricultura y el medio ambiente, para
comprender el proyecto de la creación de
Dios y su cuidado, en cuanto “casa común”
para toda la humanidad. Esto requiere una
mirada holística e integral y un esfuerzo de
todos, para renovar todo el camino hecho en
torno a la construcción de un movimiento
ecológico mundial.
Desarrollo
La crisis del medio ambiente y los efectos
de la agricultura
Relación entre agricultura y medio
ambiente
Existe diversidad de definiciones sobre
el medio ambiente y una de las más
apropiadas es el conjunto de todas las
formas o condiciones externas que actúan
sobre un organismo, una población o una
comunidad. Así también es un término que
sirve para definir a toda la sociedad y
naturaleza, hábitat, ciudades, economía,
instituciones y cultura”. (Boada y Toledo,
2003, p. 11).
La encíclica define el medio ambiente
como un bien colectivo, patrimonio de toda
la humanidad y responsabilidad de todos”.
(Laudato Si, 2015 No. 95). La relación ser
humano-naturaleza ha ejercido cambios
importantes y, en cuanto al medio ambiente,
existe una aceleración general de los procesos
por la intervención y alteración de los
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recursos, y las necesidades de las sociedades
y culturas.
El Papa menciona, en el numeral 20 de
la Encíclica, que al deterioro ambiental se
suma la contaminación que afecta a todos,
debida al transporte, al humo de la industria,
a los depósitos de sustancias que contribuyen
a la acidificación del suelo y del agua, a los
fertilizantes, insecticidas, fungicidas,
controladores de malezas y agrotóxicos en
general, además de otras causas. (Laudato
Si, 2015 N. 20). Se puede percibir un efecto
significativo de la agricultura en general,
hacia el medio ambiente, por lo que existe una
relación intrínseca entre utilización y
deterioro, por causa de los contaminantes y
el uso excesivo de los recursos naturales
renovables y no renovables, ya que el medio
ambiente se comporta como soporte de las
actividades agrícolas.
Gómez Villarino afirma: La
agricultura transforma el espacio en que se
ubica y lo ocupa invalidándolo para otros
usos incompatibles con ella. La idea de la
conservación ambiental en este caso pasa por
la determinación de la capacidad de acogida
del medio para los diferentes tipos de
agricultura y actividades que la acompañan
y compiten por el suelo”. (Gómez y Gómez
s.f, p. 7). Por tanto, existe una relación de
acogida, por parte del medio ambiente y las
prácticas agronómicas como de potencialidad
agrícola, en cuanto actividades sobre aquellos
espacios con mayor fragilidad no teniendo en
cuenta la vocación de los diversos
ecosistemas y el respeto de la biodiversidad.
La biodiversidad
La encíclica “Laudato Si” realiza una
descripción acerca de la pérdida de la
biodiversidad, en cuanto a las diferentes
actividades antrópicas, que han causado un
desequilibrio en la naturaleza, y la pérdida de
especies vegetales y animales. (“Laudato Si,
2015 N. 32-42). Boada y Toledo afirman con
respecto a la agricultura: la biodiversidad
constituye un reservorio de genes: los
ecotipos silvestres de especies cultivadas
pueden presentar caracteres interesantes,
como la resistencia a determinadas
enfermedades…”. (Gómez y Gómez s.f, p.
10), además de otras características de
adaptabilidad y producción en diversas zonas.
La Encíclica refiere que toda actividad
agropecuaria, como los “nuevos cultivos”,
entre otras actividades, conduce a un
desequilibrio en el ecosistema.
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Hay que tener en cuenta, además, que la
agricultura depende del factor suelo, de
fuentes de hídricas y de materias primas. Por
lo tanto, no hay una relación seria de
sostenibilidad de los recursos mencionados,
ya que hay emisiones y vertido de residuos,
así como un uso excesivo que no tiene en
cuenta la capacidad y el soporte ecológico de
los recursos mencionados.
El Debate ambiental
El documento pontificio hace un
llamado, ante la situación ecológica que
atraviesa el planeta, a toda la sociedad para un
diálogo consensuado entre todos los
científicos. De modo que basta mirar la
realidad con sinceridad para ver que hay un
gran deterioro de nuestra casa común. La
esperanza nos invita a reconocer que siempre
hay una salida, que siempre podemos
reorientar el rumbo, que siempre podemos
hacer algo para resolver los problemas.”
(“Laudato Si”, 2015, N. 61).
Por consiguiente, es necesario buscar
una convergencia por parte de todos los
sectores de la sociedad, el reconocimiento de
la crisis ecológica y la sensibilización, para
buscar alternativas de protección y
conservación de los recursos ambientales tan
fundamentales para el sostenimiento de la
vida humana. La Encíclica invita, a la luz de
la fe cristiana, a un diálogo con la realidad y
con toda la sociedad mundial, para buscar
caminos hacia una liberación, considerando
que “deberíamos reconocer que las
soluciones no pueden llegar desde un único
modo de interpretar y transformar la
realidad”. (Laudato Si”, 2015, N. 63).
Por esto, la Iglesia hace un llamado a la
comunidad humana, de modo que enfrente la
crisis ecológica con una mirada de fe: En
este universo, conformado por sistemas
abiertos que entran en comunicación unos
con otros, podemos descubrir innumerables
formas de relación y participación. Esto lleva
a pensar también al conjunto como abierto a
la trascendencia de Dios, dentro de la cual se
desarrolla. La fe nos permite interpretar el
sentido y la belleza misteriosa de lo que
acontece. La libertad humana puede hacer su
aporte inteligente hacia una evolución
positiva, pero también puede agregar nuevos
males, nuevas causas de sufrimiento y
verdaderos retrocesos.” (“Laudato Si, 2015,
N. 79). Se debe llevar a un debate en conjunto
teniendo en cuenta la diversidad de aportes
que la sociedad sea capaz de desarrollar para
el cuidado de la naturaleza y no sea una
destrucción progresiva de la vida humana.
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Debe existir un reconocimiento del
medio ambiente como patrimonio común, ya
que es una herencia para todos, como lo
indica expresamente la Encíclica y todo
planteo ecológico “debe incorporar una
perspectiva social que tenga en cuenta los
derechos fundamentales de los más
postergados”. (“Laudato Si, 2015, N. 93).
Esto significa que es necesario garantizar la
vida en aquellos lugares más pobres y con
más fragilidad o vulnerabilidad en sus
diferentes formas, lo que conlleva a que las
poblaciones rurales y urbanas tengan una vida
justa y digna.
La Crisis ecológica y la globalización
La crisis ecológica se aborda desde el
paradigma de la globalización y aquí caben
las preguntas ¿qué tiene que ver la
agricultura? y ¿cuáles son los parámetros que
pueden dilucidar la relación entre estas? La
Encíclica parte del concepto del uso
irresponsable de los recursos y su cambio a
través del tiempo: “La intervención humana
en la naturaleza siempre ha acontecido, pero
durante mucho tiempo tuvo la característica
de acompañar, de plegarse a las
posibilidades que ofrecen las cosas mismas.
Se trataba de recibir lo que la realidad
natural de suyo permite, como tendiendo la
mano. En cambio ahora lo que interesa es
extraer todo lo posible de las cosas por la
imposición de la mano humana, que tiende a
ignorar u olvidar la realidad misma de lo que
tiene delante…”. (“Laudato Si, 2015, N.
106). En este entramado ya no se enfrenta
solamente la disponibilidad de los recursos,
que son limitados, sino intereses económicos
y políticos, que tienen de fondo un modelo de
desarrollo para la vida y la sociedad, donde
no todos son beneficiarios.
Hay que considerar el contexto
internacional de los mercados agropecuarios
que están influenciados por diversos
elementos como “crecimiento económico,
políticas macroeconómicas, flujos de capital,
hasta otros aspectos no económicos como
crecimiento poblacional, el proceso de
urbanización y el cambio climático.” (Díaz,
Reca y Espinal, 2004. p. 10). El contexto
agropecuario es fundamental para entender
las dimensiones de los problemas que viven
los países en vías de desarrollo y que tienen
efectos en la vida humana, y está generando
problemas como: el cambio climático, la
migración, la disponibilidad de los recursos
naturales y la contaminación.
El paradigma tecnocrático tiende a
ejercer su dominio sobre la economía y la
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política, según la Encíclica. De modo que:
“Las finanzas ahogan a la economía real. No
se aprendieron las lecciones de la crisis
financiera mundial y con mucha lentitud se
aprenden las lecciones del deterioro
ambiental. En algunos círculos se sostiene
que la economía actual y la tecnología
resolverán todos los problemas ambientales,
del mismo modo que se afirma, con lenguajes
no académicos, que los problemas del
hambre y la miseria en el mundo simplemente
se resolverán con el crecimiento del
mercado”. (“Laudato Si, 2015, N. 109). Por
lo tanto, el crecimiento económico no
garantiza el equilibrio ambiental y se
observan grandes desajustes, debido a que se
maximizan los beneficios sin equidad.
Arturo Escobar afirma que la habilidad
de la modernidad para proveer soluciones a
los problemas modernos ha sido
crecientemente comprometida, cuando
señala: “En efecto, puede ser argumentado
que no existen soluciones modernas a muchos
de los problemas de hoy. Este es claramente
el caso, por ejemplo, de los desplazamientos
masivos y la destrucción ecológica, pero
también de la inhabilidad del desarrollo para
satisfacer sus promesas de un mínimo
bienestar a la población del mundo… El
resultado es una globalidad opresiva en la
cual múltiples formas de violencia toman
crecientemente la función de regulación de la
gente y las economías.” (Escobar, A. 2013, p.
49). Por ende, se puede afirmar que todo el
discurso del desarrollo y la economía
creciente no ha sido coherente con un
paradigma ecológico, aunado a que cada
saber ha dado razón parcial de la
problemática ambiental.
Estas circunstancias hacen necesaria
una cultura ecológica que no proporcione
solo respuestas a los problemas, que están
surgiendo, sino que tenga un carácter más
profundo. La Encíclica afirma: “Debería ser
una mirada distinta, un pensamiento, una
política, un programa educativo, un estilo de
vida y una espiritualidad que conformen una
resistencia ante el avance del paradigma
tecnocrático. (“Laudato Si2, 2015, N. 111).
Las respuestas por más coherentes que
intenten ser se pueden encerrar en mismas
sin llegar a una praxis ecológica integral.
Hacia una ecología integral y agricultura
sostenible
Es importante comprender el concepto
y la novedad de la ecología integral, como
evoca el documento papal, el cual además
está unido a uno de los principios de la
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doctrina social de la Iglesia: el bien común.
La ecología integral, como nuevo paradigma
de justicia, incorpora el lugar peculiar del ser
humano en el mundo y sus relaciones con la
realidad, que le rodea reconociendo la
compleja crisis socio-ambiental de la
actualidad con sus consecuencias. La falta
de preocupación por medir el daño a la
naturaleza y el impacto ambiental de las
decisiones es sólo el reflejo muy visible de un
desinterés por reconocer el mensaje que la
naturaleza lleva inscrito en sus mismas
estructuras. Cuando no se reconoce en la
realidad misma el valor de un pobre, de un
embrión humano, de una persona con
discapacidad por poner sólo algunos
ejemplos, difícilmente se escucharán los
gritos de la misma naturaleza. Todo está
conectado.” (“Laudato Si”, 2015, N. 117).
Laudato Si plantea la defensa y
promoción del medio ambiente, pero solo si
hay como presupuesto una verdadera defensa
y promoción de la vida de cada ser humano.
No hay dos crisis separadas, una ambiental
y otra social, sino una sola y compleja crisis
socio-ambiental. Las líneas para la solución
requieren una aproximación integral para
combatir la pobreza, para devolver la
dignidad a los excluidos y simultáneamente
para cuidar la naturaleza
”.
(“Laudato Si,
2015, N. 139).
Se trata de un cambio de paradigma
donde el ser humano está en el centro de la
cuestión ecológica. La Encíclica propone una
serie de cambios graduales, medibles y
observables, los cuales se puedan asentar no
solo para enfrentar los problemas
ambientalessino que sirvan de guía, pues
establece líneas de acción para la búsqueda de
la sostenibilidad a través del diálogo y la
solidaridad. Carrera y Puig afirman que la
Encíclica habla de ecología integral para
unir todas las dimensiones de la
problemática ecológica. O, en otras
palabras, de «una sola crisis» con diferentes
aspectos que solo pueden encontrar una
solución integral. (Carrera y Puig, 2017, p.
24). Esto significa que combatir la pobreza y
ayudar a los más pobres implica también
cuidar de la naturaleza y sus recursos
naturales hacia la sostenibilidad de la casa
común.
Este nuevo surgir de la ecología
humana integral permite apreciar algunos
elementos fundamentales para la
comprensión del concepto dentro del
documento papal:
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1. El paradigma de la religación
El documento insiste en que todo se
halla ligado o conectado: Así como los
distintos componentes del planeta físicos,
químicos y biológicos están relacionados
entre sí, también las especies vivas
conforman una red que nunca terminamos de
reconocer y comprender”. (N.138). De modo
que existe una relación en la que el tiempo y
el espacio no son separados el uno del otro,
sino que ahí confluye la vida en una relación
más amplia dentro de la realidad. Esto implica
analizar los modelos de desarrollo,
producción y consumo, que no estén en
conexión con el don de la vida.
2. Relación naturaleza y sociedad
La naturaleza es el espacio o lugar de
acogida, donde ocurre el fenómeno de la vida
en sociedad. El documento hace un llamado a
un análisis sobre los modos de
funcionamiento de las sociedades, economías
y maneras de comprender la realidad, y a
partir de estas nociones el Papa dirá: “Es
fundamental buscar soluciones integrales
que consideren las interacciones de los
sistemas naturales entre sí y con los sistemas
sociales.” (N. 139).
3. Ecosistemas y sostenibilidad
Los ecosistemas poseen unas
características especiales que los hacen
únicos y no solo pueden ser vistos en cuanto
a su uso racional sino desde su valor
intrínseco, “los ecosistemas intervienen en el
secuestro de dióxido de carbono, en la
purificación del agua, en el control de
enfermedades y plagas, en la formación del
suelo, en la descomposición de residuos”. (N.
140). Cada ecosistema tiene la capacidad de
regeneración y se debe garantizar, ya que los
seres humanos dependen de todo ese
conjunto.
4. Hacia una ecología económica
Esta implica la consideración de la
realidad de una forma más amplia. “Pero al
mismo tiempo se vuelve actual la necesidad
imperiosa del humanismo, que de por
convoca a los distintos saberes, también al
económico, hacia una mirada más integral e
integradora”. (N. 141). Una mirada más
profunda a nuevos modelos de desarrollo, en
comunión con el medio ambiente, brindando
soluciones acordes no solo con el uso y
aprovechamiento, sino que garanticen una
economía innovadora.
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5. La riqueza cultural
Toda cultura tiene un modo de
apropiación de la realidad, reclama prestar
atención a las culturas locales a la hora de
analizar cuestiones relacionadas con el
medio ambiente, poniendo en diálogo el
lenguaje científico-técnico con el lenguaje
popular”. (N. 143). Hay que recuperar los
distintos saberes y sabidurías locales,
ancestrales, históricas tanto de uso como de
cuidado del medio ambiente. Esto trae
consigo una búsqueda de identidad y mayor
valoración del espacio para la construcción de
lugares habitables. La Encíclica señala: “La
desaparición de una cultura puede ser tanto
o más grave que la desaparición de una
especie animal o vegetal. La imposición de un
estilo hegemónico de vida ligado a un modo
de producción puede ser tan dañina como la
alteración de los ecosistemas”. (N. 145). La
actual crisis ambiental también está en
relación con la pérdida de identidades locales
y regionales, por la imposición de una sola
cultura.
6. Calidad de vida y cambio de
paradigma
Esto conlleva un cambio de actitud, una
renovación hacia la integración de lo humano
en el medio ambiente, donde se habita y, a
pesar de situaciones de precariedad, se
pueden garantizar lugares de convivencia
para que la gente sea feliz. “La calidad de
vida de las personas, su adaptación al
ambiente, el encuentro y la ayuda mutua.
También por eso es tan importante que las
perspectivas de los pobladores siempre
completen el análisis del planeamiento
urbano”. (N. 150). La idea nuclear es la
básicamente el reconocimiento de la dignidad
humana, en ambientes rurales y urbanos con
diversos problemas.
7. Bien común
La ecología humana es inseparable de
este concepto, pues presupone el respeto a
la persona humana en cuanto tal, con
derechos básicos e inalienables ordenados a
su desarrollo integral. También reclama el
bienestar social y el desarrollo de los
diversos grupos intermedios, aplicando el
principio de la subsidiariedad”. (N. 157).
Hacia nuevos modelos de agricultura
sostenible
La Encíclica, en cuanto a los modelos
de producción, que tienen que ver con la
agricultura, señala que exige sentarse a
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pensar y a discutir acerca de las condiciones
de vida y de supervivencia de una sociedad,
con la honestidad para poner en duda
modelos de desarrollo, producción y
consumo”, teniendo en cuenta una ecología
integral. (“Laudato Si, 2015, N. 138). Esto
requiere un diálogo nuevo con la sociedad y,
en especial, rever los modelos de producción
agropecuaria que no son sostenibles y están
causando daños al medio ambiente.
Boada y Toledo se refieren a la
situación actual de producción de alimentos
como una grave preocupación, ya que estos
“se generan afectando cada vez más los
sistemas naturales y utilizando cantidades
cada vez mayores de insumos externos y
distantes. La capacidad fisiológica de las
plantas para convertir los fertilizantes
químicos en mayores rendimientos está
llegando a sus límites.” (Boada, M., Toledo,
V., 2003, p. 192). Esto puede ser uno de los
indicadores de que la alternativa
agroquímica, para incrementar volúmenes de
producción, no es la más adecuada.
En 1992, en Río de Janeiro, se firmó el
tratado de las ONG sobre agricultura
sustentable,
en el que se parte de las
consecuencias del modelo económico y social
planetario, el cual promueve sistemas de
producción agrícola industrial con efectos
negativos de impacto social y ambiental.
El modelo agrícola no ha contribuido a
solventar el problema del hambre en el
mundo y va en detrimento de los ecosistemas
y paisajes, y una reducción de los recursos
naturales. “El actual sistema de agricultura
industrial basado en el uso intensivo de
productos químicos de la llamada Revolución
Verde degrada la fertilidad de los suelos,
intensifica los efectos de las sequías,
contribuye a la desertificación, contamina los
recursos hídricos, promueve la salinización,
incrementa la dependencia de fuentes de
energía no renovable, destruye los recursos
genéticos de flora y fauna, contamina las
reservas de alimentos y contribuye a los
cambios climáticos...”. (Mejía, M., 1995, p.
149).
El tratado desarrolla una serie de
principios muy actuales, en mira de una
agricultura sustentable, desde un enfoque
alternativo, y afirma: “la agricultura
sustentable es un modelo de organización
social y económica basado en una visión
participatoria y equitativa de desarrollo que
reconoce al ambiente y los recursos naturales
como fundamentos de la actividad
económica. La agricultura es sustentable
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cuando es ecológicamente sana,
económicamente viable, socialmente justa,
culturalmente apropiada y se basa en un
enfoque científico holístico.” (Mejía, M.,
1995, p. 150).
Este concepto conlleva elementos de
análisis de la realidad y del desarrollo de la
ciencia moderna al servicio de la agricultura
y del medio ambiente, considerando la
diversidad de saberes y culturas para el
sostenimiento de la vida, a corto y largo
plazo, mediante planes de acción que tengan
un carácter pleno de sostenibilidad. El
documento papal explica: “cuando se habla
de «uso sostenible», siempre hay que
incorporar una consideración sobre la
capacidad de regeneración de cada
ecosistema en sus diversas áreas y aspectos.”
(“Laudato Si”, 2015, N. 140).
Es crucial entender el avance de la
frontera agrícola, incluso en zonas de
conservación de ecosistemas especiales no
aptos para agricultura. El romano pontífice
hace un llamado señalando: Es
indispensable prestar especial atención a las
comunidades aborígenes con sus tradiciones
culturales. No son una simple minoría entre
otras, sino que deben convertirse en los
principales interlocutores, sobre todo a la
hora de avanzar en grandes proyectos que
afecten a sus espacios. Para ellos, la tierra no
es un bien económico, sino don de Dios y de
los antepasados que descansan en ella, un
espacio sagrado con el cual necesitan
interactuar para sostener su identidad y sus
valores.” (“Laudato Si”, 2015, N. 146).
El uso y, cuidado de la tierra y los
cultivos están ligados a las tradiciones y
creencias de los diferentes grupos humanos y
solo dichas comunidades saben cómo cuidar
y proteger los recursos y cómo cultivar la
tierra. Sin embargo, la aparición de mega
proyectos agrícolas de cultivos extensivos ha
ocasionado incluso el desplazamiento de las
comunidades a otros lugares, así como la
pérdida de los recursos naturales. De manera
que es necesario recuperar la memoria de los
pueblos puesto que “muchas formas
altamente concentradas de explotación y
degradación del medio ambiente no sólo
pueden acabar con los recursos de
subsistencia locales, sino también con
capacidades sociales que han permitido un
modo de vida”. (“Laudato Si”, 2015, N. 145).
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La agroecología como alternativa
Miguel Altieri indica que la
agroecología es definida como la aplicación
de los conceptos y principios ecológicos para
diseñar agroecosistemas sustentables, provee
una base para evaluar la complejidad de los
agroecosistemas. La idea de la agroecología
es ir más allá del uso de prácticas
alternativas y desarrollar agroecosistemas
con una dependencia mínima de
agroquímicos y subsidios de energía
enfatizando sistemas agrí- colas complejos en
los cuales las interacciones ecológicas y los
sinergismos entre sus componentes
biológicos proveen los mecanismos para que
los sistemas subsidien la fertilidad de su
propio suelo, la productividad y la protección
de los cultivos.” (Altieri, M., 2001,
Agroecología, p. 28)
La agroecología provee el
conocimiento y la metodología necesaria para
desarrollar una agricultura que sea, por un
lado, ambientalmente adecuada y, por el otro,
altamente productiva, socialmente equitativa
y económicamente viable. El desafío básico
de la agricultura sustentable de hacer un
mejor uso de los recursos internos, por medio
de la aplicación de los principios
agroecológicos, puede ser fácilmente
alcanzado, minimizando el uso de insumos
externos y, preferentemente, generando los
recursos internos de manera más eficiente, a
través de las estrategias de diversificación
que aumenten los sinergismos entre los
componentes clave del agroecosistema.
(Altieri, M., 2001, Agroecología, p. 33).
Existe una serie de principios,
metodologías y diseños de la agroecología,
como modelo alternativo de producción
sostenible, el cual garantiza el cuidado de la
creación. Altieri dirá: La agroecología va
más allá de un punto de vista unidimensional
de los agroecosistemas (su genética,
edafología y otros) para abrazar un
entendimiento de los niveles ecológicos y
sociales de coevolución, estructura y función.
En lugar de centrar su atención en algún
componente particular del agroecosistema,
la agroecología enfatiza las interrelaciones
entre sus componentes y la dinámica
compleja de los procesos ecológicos”.
(Altieri, M., 2001, Agroecología, p. 29).
Por consiguiente, se deben revisar todos
los aportes de estos saberes para el desarrollo
de una agricultura sostenible y sustentable,
que permita el desarrollo de la sociedad y la
protección de los recursos naturales, así como
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una producción de alimentos limpia para el
sostenimiento de la vida en la tierra.
Conclusiones
La agricultura ha tenido un papel
fundamental en el deterioro ambiental, la
pérdida de la biodiversidad, el uso de suelos
no aptos para el cultivo, la contaminación de
los suelos y de las aguas, así como la
resistencia inducida en insectos por el uso
excesivo de pesticidas agrícolas, para la
prevención de plagas, son solo algunas
consecuencias, a partir del modelo
económico vigente de una globalización,
donde se privilegia la producción intensiva,
sin tener en cuenta la sostenibilidad de la casa
común.
El concepto de agricultura y sus efectos
hacia el medio ambiente como una práctica
intensiva ha causado graves daños a los
ecosistemas, a la pérdida de especies nativas,
a la contaminación de los suelos y de las
aguas, el uso inadecuado de pesticidas
creando resistencia a plagas y enfermedades
entre otras. Se ha irrespetado el espacio donde
se desarrollan las actividades agrícolas
ocasionando lo que se conoce como un
desequilibrio, ya que no se tiene en cuenta la
vocación agrícola, que ha sobreexplotado la
producción en masa y tiene consecuencias
graves en la vida y la producción misma.
Es una exigencia necesaria, la reflexión
asidua y la discusión acerca de las
condiciones de vida y de supervivencia de
una sociedad, con la honestidad para poner en
duda modelos de desarrollo, producción y
consumo. Muchos de estos modelos no han
dado una respuesta efectiva a los problemas
que vive la humanidad y, al mismo tiempo, no
han dado cabida a soluciones acordes con la
problemática ecológica actual.
Los modelos agrícolas intensivos son
un paradigma vigente en países con
economías crecientes, en sociedades que
enfrentan la pobreza y cuyos recursos
naturales son deteriorados de forma
paulatina. Debe haber una toma de conciencia
tanto individual como social para pensar en el
medio ambiente de forma integral, teniendo
en cuenta los valores culturales y asumiendo
un compromiso por el bien común y el futuro
de los recursos. Esto significa la apropiación
de nuevos modelos agrícolas con un enfoque
alternativo, que ayude a frenar y dar respuesta
a las problemáticas medio ambientales.
La Encíclica abre el camino a un
diálogo interdisciplinario, a través de una
85
ecología integral, con el objetivo de alcanzar
la sostenibilidad del planeta, donde la
agricultura es sustentable, cuando es
ecológicamente sana, económicamente
viable, socialmente justa, culturalmente
apropiada y se basa en un enfoque científico
holístico.
Finalmente, se propone hacer causa
común con los pobres de la tierra, quienes son
los más afectados y sufren. Existe una sola
crisis. Si hay una crisis en la agricultura es
porque también existe una crisis ambiental,
alimentaria, fruto de la pobreza y la
desigualdad. Por lo tanto, para pensar en la
sostenibilidad y el cuidado del medio
ambiente el único camino es la solidaridad.
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