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Ensayo
El Pensamiento Geopolítico de Manuel Mora Valverde: Visión y Vigencia
en el Siglo XXI
The Geopolitical Thinking of Manuel Mora Valverde: Vision and Validity
in the 21st Century
MS.c. Mauricio Ramírez Núñez
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Universidad internacional de las Américas, San José, Costa Rica
ramirez.mauricio@hotmail.com
Recepción: 25-03-2019
Aceptado: 29-05-2019
Resumen
El presente artículo expone, por primera vez, los alcances y vigencia del pensamiento
geopolítico de un benemérito costarricense, Manuel Mora Valverde. Muchos estudios se han
realizado sobre su aporte al pensamiento social y político de Costa Rica, sin embargo, el análisis
sobre las relaciones internacionales de su época y su profunda conciencia del espacio geográfico
del continente americano, no ha sido estudiado y guarda una relevancia de carácter estratégico
para la comprensión de los fenómenos geopolíticos, económicos e ideológicos contemporáneos
dentro de los estudios internacionales, permitiendo la apertura de nuevas líneas de investigación
relacionas con el tema. El texto inicia realizando una breve introducción sobre la importancia
de la geopolítica en el siglo XXI; riesgos, relaciones entre diversos actores del sistema
internacional y razones por las cuales compiten las naciones. Después se analizará, tomando
uno de sus textos sobre discursos pronunciados durante la segunda mitad del siglo pasado, su
pensamiento en estas áreas de la política que, con anterioridad, solo se ha visto en la práctica
con el accionar del libertador Juan Rafael Mora Porras, en la Guerra Patria de 1856-1857.
Palabras clave: Pensamiento geopolítico, Manuel Mora Valverde, Ideología, Siglo XXI
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Abstract
The current work meritorious exposes, for the first time, the scope and the validity of the
geopolitical thinking of a Costa Rican named Manuel Mora Valverde. Many studies have been
carried out on his contribution to the social and political thought of Costa Rica, however, the
analysis of the international relations of his time and his deep awareness of the American
continent, have not been studied and have a relevant strategic nature for the understanding of
the contemporary geopolitical, economical, and ideological phenomena whitin the international
studies, and it allows the opening of new research lines related to the topic. The text begins
giving a brief introduction on the importance of geopolitics in the 21st century, as well as on
the risks, relations among different actors of the international system, and reasons for which
nations compete. Afterwards, his ideas on these political areas will be analyzed taking into
account one of his texts that contain the speeches he pronounced during the second half of the
previous century, ideas like these, had only been put into practice by the liberator Juan Rafael
Mora Porras, in the Homeland war from 1856-1857
Key words: Geopolitical Thought, Manuel Mora Valverde, Ideology, 21st century
Introducción
Pocos políticos costarricenses han tenido la visión y la capacidad de análisis geopolítico
que tuvo el benemérito de la patria, Manuel Mora Valverde. Su visión siempre caracterizada
por un pragmatismo realista, antes que dogmático, lo convirtió en una de las figuras políticas
más grandes de Costa Rica y América Latina, en el siglo XX. Algunos sectores, incluida parte
de la izquierda misma, no le han dado el reconocimiento por el gran aporte que hizo en
diferentes ámbitos en la construcción del país que se heredó, debido a interrogantes ideológicas,
por el contrario, han planteado cuestionamientos fuertes al denominado “comunismo a la tica”,
por considerarlo como una manera de “socialismo colonizado”. (Herrera, p 163, 2010).
Una de esas facetas poco discutidas, conocidas y estudiadas, es la de su pensamiento
geopolítico, así como la comprensión que tenía sobre la importancia de la posición geográfica
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de Costa Rica, el Istmo Centroamericano y el Caribe, en el juego de las grandes potencias
mundiales. Por ello, estas regiones han estado en la disputa geoestratégica y comercial de dichos
actores internacionales en la historia de los últimos quinientos años. Estas temáticas vuelven a
cobrar una relevancia de carácter vital para el análisis de las relaciones internacionales,
producto de su dinámica actual, así como de todos los factores y actores que se encuentran
interactuando entre y para .
La Importancia de la Geopolítica en el Siglo XXI
El conocimiento geopolítico es un saber decisivo para la toma de decisiones de los
Estados y otros actores del sistema internacional. Tiene que ver con el análisis, la relación y las
acciones de los estados con la geografía, economía, política, demografía, cultura, historia y
demás rasgos, los cuales brindan y caracterizan a cada pueblo en una época concreta, que se
estudia de forma simultánea e interdisciplinaria. Es una herramienta muy útil, que aplica un
método de análisis sistémico de las variables, fenómenos y acontecimientos, los cuales se
desarrollan al mismo tiempo en todo el planeta y pueden tener un impacto directo o indirecto
sobre cada país, lo que permite descifrar política y económicamente el valor de las zonas
sometidas a estudio. (Marini, p 40, 1985).
Los espacios geopolíticos varían según los intereses o cambios políticos y económicos
que la sociedad global realice, entendida como una globalizada, transnacional, donde la
inmediatez e instantaneidad forman parte indispensable de sus relaciones (Del Arenal, p 5,
2001). Estos espacios pueden ir desde la extensión total o parcial del territorio de un Estado,
áreas ocupadas por varios Estados, a escala regional o continental; regiones a escala mundial
y zonas con significación geopolítica, donde se encuentren recursos tales como: aguas
submarinas, accidentes geográficos, petróleo, gas, agua dulce, minerales, entre otros. (Marini,
p 45, 1985).
El coronel argentino José Felipe Marini llamó una “situación geopolítica” a la
convergencia de todos estos elementos (p 47, 1985), ya que son los rasgos constituyentes del
punto de partida de un fenómeno determinado que se desea investigar. Es ahí donde se
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determinan los problemas por resolver, el escenario geográfico afectado, los protagonistas,
intereses en juego y prolongación que tomarán los acontecimientos.
Desarrollo
La geopolítica, en pleno siglo XXI, no solamente tiene una relación directa entre el
Estado y el espacio, como lo afirma Atencio (p 41, 1982), sino que existe también un nexo entre
actores no estatales y el espacio, que son también actores internacionales con un peso y
relevancia destacada. Por ejemplo, se pueden exponer las relaciones que existen entre
organismos internacionales, empresas transnacionales y organismos no gubernamentales con
recursos naturales, medioambiente, movimientos sociales, etc.
Estos actores pueden ser instituciones bancarias, empresas transnacionales, organismos
internacionales o incluso el mismo crimen organizado, en sus diferentes tipos de
manifestaciones. Así lo demuestra el geógrafo y geopolítico francés Yves Lacoste, en su libro,
publicado por primera vez, titulado La Geografía: Una Arma Para La Guerra”. El autor realiza
la siguiente relación entre actores no estatales y la geopolítica:
A la geografía de los militares que deciden a partir de los mapas su táctica y su
estrategia, a la geografía de los dirigentes del aparato del Estado que estructuran
su espacio en provincias, departamentos, distritos, a la geografía de los
exploradores (con frecuencia militares) que han preparado la conquista colonial
y la valorización, se ha sumado la geografía de los Estados mayores de las
grandes firmas y de los grandes bancos que deciden la localización de sus
inversiones en el plano regional, nacional e internacional. Estos diferentes
análisis geográficos, estrechamente unidos a unas prácticas militares, políticas y
financieras, constituyen lo que se puede denominar la geografía de los Estados
mayores desde los ejércitos a los grandes aparatos capitalistas. (Lacoste, 1977,
p. 11).
La estrecha relación que demuestra el autor entre los diferentes actores y la geopolítica
refleja su actual vigencia y validez, para analizar e interpretar las relaciones internacionales en
el siglo XXI; la influencia de la globalización y el desarrollo tecnológico han ayudado al
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surgimiento de nuevos integrantes del orden económico mundial existente. De esta manera,
obliga a que sea diferente la forma de interactuar estos con otros, como estados, organismos
internacionales organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y sociedad civil, a
la que tradicionalmente se presenta, dando así con nuevas formas de integración de tipo política,
militar y social, reflejados en forma de tratados de libre comercio, formación de nuevos
regímenes internacionales, cooperación internacional, entre otros.
El coronel del Ejército de Tierra y diplomado del Estado Mayor Español, Pedro Baños,
quien se encuentra actualmente muy activo escribiendo sobre el tema, agrega en su texto de
2017, llamado Así se Domina el Mundo”, que el conocimiento geopolítico exige en la
actualidad una perspectiva más amplia y profunda, ya que esta rama del conocimiento ha pasado
de ser limitada a la tierra, que la reduce a un territorio o espacio físico concreto, a referirse a
esta como todo el globo terráqueo (pp. 13-14).
Además, ha sido extendida a otros espacios, por lo cual se habla hoy de cibergeopolítica,
retomando la importancia del ciberespacio como instrumento de poder y dominio en función
del control sobre regiones o territorios concretos, que puede tener relación con fenómenos como
las guerras híbridas o compuestas (Savin, p 19, 2015). También se han llegado a plantear teorías
sobre una geopolítica del cosmos o espacio exterior, donde la disputa por el poder comienza a
conllevar el control del espacio, la cual se desarrolla principalmente entre las grandes potencias:
China, Estados Unidos, India y Rusia. (Gallego, p 3, 2013).
La tónica de las relaciones internacionales en el siglo XXI se caracteriza por los
conflictos y las interacciones hostiles entre los gobiernos, con breves intermedios de
cooperación y diálogo, una competencia cada vez más agresiva por el control-administración-
explotación de los recursos naturales considerados estratégicos, así como de los mercados
mundiales. (Chossudovsky, p 65, 2005).
Un concepto muy útil que ayuda a entender y ampliar la realidad mencionada, así como
su relación con la geopolítica, es el de recursos estratégicos. Este hace referencia, según Sara
García Tasich, a:
Una caracterización deudora de la tradición diplomático militar que emergió
con fuerza tras la Primera Guerra Mundial. El conflicto bélico entorpeció el
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tráfico de materias primas, disparándose los precios de la energía y los
minerales. En este sentido, los recursos estratégicos eran aquellos bienes que
eran absolutamente básicos para el desarrollo y la independencia nacional, el
petróleo sobre todo, pero también los que permitían obtener rentas monopólicas
y los asociados a las necesidades prioritarias de índole técnico militar. (p 3,
2017).
La dependencia estratégica, desarrollada por el profesor mexicano-costarricense, John
Saxe-Fernández (2009), emerge de la mano de los recursos estratégicos, el cual expone que
algunos estados cuentan con más vulnerabilidad que otros, debido a que (p. 8): “la distribución
de depósitos minerales y de combustible corresponde a ordenamientos geológicos que nada
tienen que ver son las divisiones territoriales existentes”. Por eso, hay una evidente
dependencia de ciertas naciones, hacia recursos y materias primas, ubicadas en algunos casos
fuera de su territorio, que son vitales para su supervivencia y desarrollo industrial o militar.
El coronel español, Pedro Baños, explica que entre los principales recursos estratégicos
del presente siglo, (pp.164-165, 2018), se pueden mencionar los siguientes:
Algunos de estos recursos se encuentran en proceso de agotamiento, tal como el agua
para consumo humano, y los países dependientes están dispuestos a obtenerlos al costo que sea
necesario. Los países con déficit de recursos están dispuestos a recurrir al uso de la fuerza para
conseguirlos en el extranjero, en nombre del interés y seguridad nacional, algo que no es nuevo
y la historia reciente así lo ha mostrado en reiteradas ocasiones, (Afganistán e Irak 2003, Libia
y Siria 2011). El experto norteamericano en geopolítica de la energía, Michael Klare, respalda
lo anterior al argumentar:
Agua Cobre Platino
Petróleo Cobalto Diamante
Gas
Natural
Níquel Carbón
Oro Hierro Titanio
Uranio Aluminio Puzolana
Grafit
o
Tierras
Cultivables
Coltán
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Empecemos por un supuesto sencillo: la perspectiva de futuros periodos de escasez
de recursos naturales vitales, incluyendo la energía, el agua, el territorio, los
alimentos y los minerales básicos. Todo esto, en s mismo, garantizaría agitación
social, fricciones geopolíticas y guerrasEs suficiente con que haya una carencia
en los suministros adecuados para satisfacer las necesidades en una población
creciente, cada vez más urbanizada e industrializada. Dada la oleada de
extinciones que los científicos están registrando, algunos recursos -determinadas
especies de peces, animales y árboles, por ejemplo, serán menos abundantes en las
décadas venideras y puede que incluso lleguen todas a desaparecer. Pero
materiales clave para la civilización moderna como el petróleo, el uranio y el cobre
serán sencillamente cada vez más difíciles y más costosos de adquirir,
produciéndose en los suministros cuellos de botella y periódicas escaseces. (2013,
pp. 1-2).
Además, Klare plantea que la mejor manera de valorar la dinámica de los conflictos y,
su relación entre la crisis energética global y la geopolítica, es examinando la intersección de
los factores militares, económicos y políticos en los escenarios principales de posibles
enfrentamientos futuros. La nueva disposición jerárquica global en las relaciones
internacionales está dividida entre naciones con déficit de fuentes de recursos naturales
estratégicos y otros con excedente. (Klare, 2003, pp. 177-179).
La geopolítica de las energías renovables, incluso hoy frente al nuevo orden energético
mundial, no deja de padecer el mismo problema de dependencia que el viejo orden del carbón.
La producción masiva de paneles solares, turbinas eólicas y demás tecnologías, demandan gran
cantidad de elementos y tierras raras, que tornan cada vez más agresiva la competencia por su
necesaria administración.
El naciente régimen internacional de las energías renovables, se refiere al conglomerado
de intereses públicos y privados a escala internacional, organizados con estructura jurídica y
política con el fin de ponerse de acuerdo para ver quiénes y cómo accederán-invertirán en este
sector (Keohane, p 88-89, 1988). La forma como se repartirá el mercado mundial de dichas
energías, ha pasado a convertirse en una situación de interés vital para cualquier nación
considerada una potencia en recursos naturales de este tipo y que no cuente con una política
clara de resguardo o defensa de estos.
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La realidad de una globalización, que hace implosión de las identidades culturales de
cada pueblo por donde pasa, otorga espacio y se enfoca únicamente en la expansión y dominio
del mercado mundial y “libre” por encima de cualquier otra esfera, hace que, incluso la política
vaya perdiendo cada vez más relevancia frente al dogma económico:
Las otras dimensiones de la globalización, las ecológicas, culturales, políticas y
sociales se marginan o se obvian, considerándolas de poca relevancia y/o
subordinándolas a la llamada globalización económica. Aquí estaría entonces el
núcleo ideológico del globalismo: además de eliminar la distinción fundamental
de la primera modernidad (entre política y economía), la sociedad mundial se
reduce y falsea en términos de sociedad mundial de mercado causando una
impresión de inevitabilidad y necesidad de la imposición del sistema del mercado
mundial como sistema regulador de las actividades humanas, con ello pretende
que el Estado, la sociedad, la cultura, la política exterior, etc., “todos”, sean
tratados como una empresa, lo que favorecería a los grandes intereses del capital
que rige la actividad económica mundial. (Urreiztieta, 2004, pp. 5-6).
Tampoco se pueden olvidar problemáticas que han sido globalizadas como el
narcotráfico, el terrorismo, la trata de personas, tráfico de órganos y otros males, como la
degradación ambiental. Estas son razones de peso por las cuales la geopolítica y el desarrollo
de este campo de pensamiento se vuelven de carácter vital para la seguridad de los estados, así
como para la defensa de su soberanía, población y correcto desenvolvimiento en las relaciones
internacionales del siglo XXI.
Hoy, al igual que la segunda mitad del siglo pasado, Rusia y EEUU protagonizan la
contradicción geopolítica primordial, que marca pauta en el sistema internacional. China se ha
venido incorporando en la parte económica y otras potencias regionales, como Irán, Arabia
Saudita, los llamados “tigres asiáticos” e India, van tomando un protagonismo cada vez más
destacado. Sin embargo, el principal foco antagónico lo protagonizan las dos mencionadas al
principio.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, se refirió a esta nueva
realidad internacional, el 13 de abril de 2018, con unas palabras contundentes: "La Guerra Fría
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ha vuelto y lo hace con venganza". La lucha actual no es entre izquierda o derecha, hoy es entre
globalistas, encabezados por Occidente, y, la defensa-imposición de sus valores y modelo de
mundo unipolar de principios de la década de los noventa, donde la única potencia hegemónica
eran los EEUU, apoyada contundentemente por la Unión Europea.
Por otro lado, se encuentran quienes abogan por la existencia de varios centros de poder
globales, donde las decisiones más importantes no se tomen de forma unilateral sino en
conjunto, en procesos amplios, respetando el derecho internacional y tomando en cuenta el
parecer de más actores, sus tiempos, culturas, creencias y sistemas de valores. Esta es la línea
defendida y liderada principalmente por Rusia y China, así como por bloques de países como
el de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), o bien, naciones con creciente
protagonismo en el mundo, como es el caso de Turquía. (Dugin, 2018).
Actualmente la única excepción a este grupo es Brasil, debido a que con la llegada a la
presidencia del populista de derecha y conservador Jair Bolsonaro, su política exterior se ha
vuelto a alinear con los intereses geopolíticos estadounidenses en la región latinoamericana.
Existe una interdependencia económica en el mundo de hoy como en ninguna otra época
histórica se había visto, producto de la globalización. Tal como sucede con la economía, ocurre
con los fenómenos geopolíticos e ideológicos contemporáneos y la forma de imponer una
agenda de un lado u otro, pasa por el control de las regiones o zonas del planeta, donde se
localicen los recursos estratégicos de los cuales depende la creciente economía mundial.
La carrera es por quien administra y extrae más rápido las fuentes de riqueza que le
quedan al planeta, sin importar mucho las naciones, sus habitantes o las consecuencias
ambientales, a mediano y largo plazo, que esto pueda traer. Los últimos conflictos suscitados
en Oriente Medio con Siria, Irak, Afganistán, Yemen, en el norte de África con Libia y América
Latina con Venezuela, dejan en evidencia que el interés último no es necesariamente la causa
humanitaria.
El Pensamiento Geopolítico de Manuel Mora Valverde
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Es menester contar con una característica fundamental para desarrollar pensamiento
geopolítico, que es ese pilar mínimo sobre el que se basa el andamiaje de este, la conciencia
política. La psicóloga Carmen García Núñez del Arco, la define como:
Aptitud social para interpretar las corrientes emocionales de un colectivo y sus
relaciones de poder, debe ser considerada como factor relevante vinculado al
comportamiento político en las organizaciones. A través del mismo las personas
con dicha habilidad social saben leer con precisión las relaciones básicas del
poder, detectan en su percepción social, redes claves en las relaciones entre las
personas y asimismo son capaces de comprender las fuerzas de grupos y
organizaciones para dar formas a las visiones y acciones de seguidores y/o
competidores. (2006, p 2).
Es muy difícil que un líder o un pueblo puedan interpretar y tener noción del impacto
de los movimientos políticos estratégicos de ciertas naciones sobre regiones concretas, si no
desarrolla una verdadera conciencia política. Manuel Mora fue un costarricense que entendía
muy bien sobre el tema y así de claro lo exponía en sus disertaciones:
En el año 1856 nuestro pueblo encabezó la lucha contra los filibusteros yanquis
que pretendían apoderarse de Centroamérica. Esto significó un sacrificio
enorme de los costarricenses, que tuvieron que soportar miseria, pestes y
pérdida de vidas para llevar a cabo una lucha fuera de las fronteras nacionales.
El hecho tiene gran significación: revela que nuestro pueblo, no obstante, que
estaba constituido por labriegos poco cultos, había alcanzado un importante
grado de conciencia política. Si esta conciencia no hubiera existido, ni don Juan
Rafael Mora ni ningún otro caudillo habría logrado convencer a los
costarricenses de que debían sacrificarse para echar de Nicaragua a los
filibusteros. (1980, p. 516).
Su hijo, Manuel Mora Salas, experto en geopolítica y seguridad, expone una anécdota
de su padre sobre ese tema de la conciencia política, en una entrevista llevada a cabo en marzo
de 2019:
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“El Doctor Calderón nombró a mi padre como negociador de un tratado de
límites con los EEUU y Centroamérica en el año 1944, si no me equivoco. En la
negociación mi padre hundió las pretensiones norteamericanas. Al recibir
Calderón el informe de mi padre se consternó y le reclamó agregando que eso
les traería un dolor de cabeza. Mi padre le respondió que podía traerles dolor
de cabeza, pero no dolor de conciencia. Unos años después se encontraron en
Chapultepec, y estaba presente mi madre. El doctor saludó y le recordó a mi
padre el hecho antes mencionado. Algo así como "¿recuerda lo que le dije,
Manuel, que nos iba a doler la cabeza? Y mi padre le contestó: - recuerdo,
doctor, pero no nos duele la conciencia".
Mora Valverde, siempre tuvo muy claros los fundamentos e importancia del
pensamiento geopolítico y esto se vio reflejado en sus brillantes análisis sobre la ubicación del
país y la región, así como su relevancia en términos geoestratégicos para las grandes potencias,
en especial los EEUU. Estas se enfocaban en el control continental y en limitar la influencia
de otras naciones europeas del continente, especialmente por la coyuntura internacional
enmarcada dentro de la Guerra Fría, donde la negociación era ilusoria y primaba la ley del más
fuerte:
Por su anchura, Centroamérica es la mejor zona canalera del continente. Ahora
bien, el control del Mar Caribe hace necesario el control del istmo
centroamericano. Por eso los Estados Unidos han venido maniobrando por
hacer de Centroamérica una sola República sojuzgada por ellos. (1980, p. 520).
Esto lo decía en uno de sus discursos, en 1964. Esta afirmación tomaba en cuenta hechos
históricos objetivos, como la invasión del expansionismo filibustero esclavista 1856-1857,
alimentado por el fanatismo protestante de la doctrina del Destino Manifiesto. Un siglo después,
con las constantes injerencias que durante la Guerra Fría, eran muy comunes debido a que la
disputa entre capitalismo y comunismo implicaba, como hoy, la expansión geográfica de la
esfera de influencia de unos y otros. También comprendía a Centroamérica y el Caribe
Americano, desde una perspectiva geopolítica, de la siguiente manera:
Mediante declaraciones oficiales y también con hechos concretos- los EE.UU.
han demostrado que tienen un interés vital en el dominio de la zona del Caribe.
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El mar Caribe, dijo un militar yanqui, es la llave de los dos grandes océanos, el
Atlántico y el Pacífico, y los EE.UU. consideran que estos dos océanos son sus
fronteras marítimas. Además, por su anchura, Centroamérica es la mejor zona
canalera del continente. Ahora bien, el control del mar Caribe hace necesario el
control del istmo centroamericano. (1980, p. 520).
Además, su hijo, Mora Salas, agrega que el territorio costarricense, por estar ubicado
cerca del Canal de Panamá, adquiere un alto valor geoestratégico, ya que pasaría a ser un
espacio vital de defensa canalera, cuya relevancia es decisiva para la economía mundial, en
caso de conflicto.
Ello significa que, si se pone en riesgo la circulación del libre comercio por esta
importante ruta, Costa Rica puede ser utilizada como alternativa no sólo para su defensa militar
sino también, para el transporte vía terrestre del flujo comercial que no pueda transportarse por
aquella, llevándose a cabo por medio de la creación de una especie de corredor o canal seco,
que interconecte rápidamente los puertos de Caldera en el Pacífico y Moín en el Caribe.
Esta zona históricamente ha sido y es de interés geoestratégico para las potencias que
siguen ejerciendo influencia sobre el mundo. Esta región es una potencia hídrica y en
biodiversidad, lo que hace que su valor sea cada vez mayor. Por ello, además de Estados Unidos,
Rusia y China, otros como Arabia Saudita, India, Irán, Israel o Turquía están profundamente
interesados en ampliar su presencia en dicha región.
Otro gran líder político latinoamericano concordaba con la visión de Mora Valverde
sobre el Caribe. El dominicano Juan Bosch, quien estuvo en muchas ocasiones en Costa Rica y
visualizaba al Caribe de América así:
El Caribe está entre los lugares de la tierra que han sido destinados por su
posición geográfica y su naturaleza privilegiada para ser frontera de dos o más
imperios. Ese destino lo ha hecho objeto de la codicia de los poderes más grandes
de Occidente y teatro de la violencia desatada entre ellos. (2009, p. 11).
La conciencia política, el sentido del espacio y la historia que desarrollaron estos
grandes visionarios de estas tierras, sobre lo que realmente es la lucha por el poder entre las
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naciones, era superior a la de otros políticos de su época e incluso de la actualidad. La
comprensión de que el Caribe Americano es la puerta a todo el continente es el mayor aporte
implícito en estos análisis; ahí radica su relevancia y vigencia, pues quien controle este gran
espacio tiene las llaves de América en sus manos, y esto no cambia.
Otro tema, al cual Mora Valverde también le daba mucha importancia, era el de un canal
en Nicaragua y las implicaciones geoestratégicas, que ha tendría para las potencias europeas
interesadas desde la época colonial y en el siglo XIX, para Inglaterra y los EEUU. Otro de sus
discursos, explica que su razonamiento, de forma lúcida y clara, haciendo uso de ejemplos
históricos concretos:
Desde el año 1500 la ruta del posible canal en Nicaragua venía siendo objeto
de la más desenfrenada codicia de las potencias europeas…Puede decirse que
la vida política de Centroamérica ha venido girando mucho en el último siglo
alrededor del canal en Nicaragua. Nuestras guerras intestinas, nuestros golpes
de Estado, nuestras dictaduras militares, han estado íntimamente relacionados
con la política de EE. UU. en relación con el canal de Nicaragua. La misma
invasión de William Walker a Centro América estuvo determinada no sólo con
el afán de extender la esclavitud del sur de los EE. UU. a nuestros países, sino
por el de controlar la vía de tránsito entre los dos océanos. () La lucha entre
los EE. UU. e Inglaterra por el control de la ruta canalera en Nicaragua llegó
a adquirir proporciones tan peligrosas que ambos países consideraron
necesario firmar un tratado de neutralidad del territorio centroamericano. Fue
el tratado Clayton-Bulwer, firmado en el año 1850. (1980, p. 542).
La idea del canal sigue viva y el mismo gobierno nicaragüense planteó el proyecto de
la construcción de este en conjunto con China, quien tiene gran interés, en especial, por su
competencia geoeconómica con los Estados Unidos. Se encuentra estancado, sin embargo, eso
no quiere decir que tarde o temprano no vuelva a ser retomado con fuerza por estos u otros
actores. (Academia de Ciencias de Nicaragua, 2014, p 24).
Todos estos hechos empíricos demuestran que el conocimiento, que tenía Mora
Valverde, sobre la realidad del país y el istmo, solamente podía ser comparado con el de un
líder excepcional con una visión geopolítica, amplia y consciente sobre la historia continental.
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Ese era el libertador de la Patria, Juan Rafael Mora Porras, quien durante la Campaña Nacional
de 1856-1857, demostró profunda consciencia y comprensión del juego político, desde
perspectivas mucho más amplias que aquellas reducidas solamente al ámbito local.
Conclusión
No hay un solo eslabón en la geopolítica actual, que quede fuera del ámbito de toma de
decisiones globales; todo está conectado, todas las fichas juegan, esa es la visión que un
benemérito, como Manuel Mora, tenía. Esta no ha sido tomada en serio y no es referencia aún
para hacer un análisis objetivo sobre la realidad geopolítica de una nación como esta, rica en
recursos naturales, recientemente confirmado por el programa de Naciones Unidas para el
desarrollo (PNUD), al afirmar que este país alberga el 6% de la biodiversidad mundial.
Es imprescindible asumir con seriedad, si se desea sortear con sabiduría e inteligencia
las tensiones internacionales, obtener el mejor provecho para el país y ser un ejemplo para el
mundo en áreas que siempre le han caracterizado, tales como la paz, el respeto por los derechos
humanos, la democracia, la inclusión y el medio ambiente.
La importancia académica del pensamiento geopolítico de Manuel Mora Valverde es
que lleva a afirmar con contundencia la necesidad de tomar en cuenta siempre la realidad
internacional, para formular políticas domésticas adecuadas, donde siempre prevalezca ese
espíritu heredado del pensamiento de Juan Rafael Mora Porras, caracterizado por un sano
patriotismo, respetuoso y defensor de la soberanía nacional. Estos son aportes de gran valor y
utilidad para el contexto global del presente siglo, así como para toda persona interesada en
aprender las claves para defender el valor más importante de todo pueblo, su libertad.
Los conceptos de patria y soberanía los que toman gran importancia ante una realidad
internacional, donde la globalización desbocada e irracional está dando pie al surgimiento de
nuevos fenómenos nacionalistas en distintas partes del mundo; asimismo, un rescate de lo local
frente a lo global, sumando la creciente demanda de recursos estratégico-energéticos de la
industria mundial, con una realidad objetiva de agotamiento y degradación climática producto
de dicha dependencia.
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La capacidad profunda de análisis de la realidad, que desarrolló don Manuel, le permitió
comprender bien que se podía tener un objetivo estratégico superior claro, pero con una
flexibilidad táctica tal, que le permitía saber negociar con todas las partes, de forma madura,
respetuosa y siempre teniendo presente sus principios humanistas, patrióticos y democráticos
que le caracterizaron. El problema no está en negociar, sino en saber negociar, afirmaba con
vehemencia.
Su actitud siempre fue poner al país por delante, antes que sus intereses ideológicos o
partidarios, entendiendo que las grandes reformas sociales, que había alcanzado Costa Rica,
eran del nivel de una verdadera revolución social, que no podían ponerse en riesgo por
pequeñeces, ya que lograron cambiar cualitativamente la consciencia de un pueblo,
convirtiéndose en parte de su propia identidad.
“Yo no he sido, ni seré traidor a mi Patria”. Manuel Mora Valverde
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